En Alma Carraovejas queremos preservar el entorno de cada proyecto y recuperar elementos históricos y culturales convirtiéndonos en custodios de un patrimonio vitivinícola único.
Somos conscientes de que cuidar nuestro medio es fundamental. Es un camino largo de recorrer, pero sabemos que, con la pasión, el esfuerzo y la ilusión de todos podemos ir dando forma a este proyecto que nos permitirá proteger los elemento naturales y patrimoniales conservando estos tesoros enológicos del pasado para las generaciones futuras.
Dentro del proyecto de recuperación de Pago de Carraovejas, durante los últimos meses se ha estado reconstruyendo el muro histórico de la ladera. Se trata de un muro de demarcación que existía en la zona levantado con piedras y barro. Con la misma técnica, nuestros compañeros de elaboración han trabajado en rescatar este elemento y hoy en día, continúan elevando esta marca divisoria desde el cantero cero, el límite entre Carraovejas y Vallejos.
En Ossian se ha levantado un muro alrededor de la parcela Peña Aguda de Nieva. Una construcción que nos permite acotar nuestro viñedo más emblemático, del que procede Capitel. Este muro no solo es un símbolo de la tradición vinícola, sino también es un guardián de una viña prefiloxérica de 200 años, una joya que estamos comprometidos en preservar para las siguientes generaciones.
Fruto de una labor de investigación previa sobre la zona, En Milsetentayseis también se ha recuperado un antiguo muro de piedra que existía junto a la parcela Carralapeña. Una viña de 0.23 hectáreas que ronda los 75 años y donde conviven diferentes variedades vitícolas como el tinto fino, graciano y monastrell.
Estas demarcaciones históricas son símbolos de la arquitectura popular del pueblo y aunque servían para determinar los límites en el campo, entre una parcela y otra, en este caso tenía otra función: estaba pensado como barrera de contención al arroyo de la Vega de la Torre. Se trata de un afluente que es muy difícil de ver hoy en día por la evolución climática de los últimos años, pero las abundantes lluvias caídas en este invierno hacen que en la actualidad podamos ver el recorrido habitual del flujo del agua por este cauce.
Durante varias semanas se ha preparado el terreno para asentar estas piedras que conectan con el pasado vitícola de Fuentenebro. Una construcción de 65 metros de longitud y de 1,2 metros de altura que protegerá al viñedo del caudal del arroyo. Para los trabajos de restauración se han empleado cuarcitas típicas de la geología de la localidad que se han rescatado de la zona más alta, a 1.100 metros de altitud.
En Viña Meín contamos con un elemento único, el penedo. Esta roca es un símbolo de la viña y la bodega. En muchos puntos de la geografía de este entorno estas voluminosas rocas se han eliminado en esa búsqueda de la comodidad que tantas generaciones han pretendido. Pero Meín ha respetado e integrado siempre el penedo en la bodega. De hecho, en la reciente renovación de las instalaciones se ha buscado mantener el protagonismo del penedo desde el exterior de la bodega y aumentar su presencia en el interior, como elemento transversal al paisaje, la viña y la elaboración. Tanto desde la zona de depósitos, como desde las prensas, el granito emerge en el fondo como algo más que una simple pared. Integrado además como un mirador sobre el que observar la parcela de Meín, símbolo del respeto al patrimonio, pilar de nuestra filosofía.
A poca distancia, en la parcela de Emilio Rojo, se ha trabajado en la rehabilitación de los muretes de granito ganados a la montaña por las manos de varias generaciones y que separan unos bancales de otros. Un trabajo que también se ha realizado en Meín con el objetivo de recuperar una parte del pasado vitícola de la zona.
Continuamos nuestro viaje hasta la Rioja Alavesa. En Aiurri se han centrado los esfuerzos en dos parcelas: Guardaviñas y Salas. En la primera, dentro de nuestro proyecto de recuperación del patrimonio hemos trabajado para rehabilitar el espacio que da nombre al viñedo. Una edificación circular de piedra situada entre las cepas que servía en el siglo XIX de refugio a los agricultores que custodiaban el campo en la época de mayor laboreo como la vendimia. La actuación ha consistido en levantar parte de la pared deteriorada por el paso del tiempo con el fin de que siga siendo parte del patrimonio de Rioja Alavesa y el protagonista de una historia que apenas hemos comenzado a escribir.
En la parcela de Salas los compañeros han trabajado para rehabilitar un antiguo pozo que se ubicaba en mitad del viñedo y que antiguamente se utilizaba para realizar los tratamientos contra las enfermedades del viñedo. Concretamente este pozo recogía el agua de la lluvia donde se echaban las piedras del sulfato de cobre y cuya mezcla se utilizaba para evitar el mildiu en el viñedo. Aunque en la actualidad no tiene este uso, nuestro trabajo ha consistido en levantar de nuevo las piedras de este antiguo pozo como parte de la historia vitícola de Rioja Alavesa.
Posteriormente, el equipo de viticultura, durante tareas de recuperación de la parcela, ha descubierto un segundo pozo y una pared de piedra cuya reconstrucción se está estudiando para acometerla en un futuro cercano. Estas actuaciones, además de permitirnos la rehabilitación de los elementos arquitectónicos, facilita que estos espacios se conviertan en el hogar y refugio de pequeños mamíferos y reptiles, favoreciendo el ecosistema del entorno.
Cada piedra colocada conecta de alguna manera el pasado con la responsabilidad de crear un legado duradero.
Recuperación de la biodiversidad
Nuestro compromiso principal es proteger y custodiar un legado natural excepcional para transmitirlo a las próximas generaciones. No solo apostamos por la recuperación de parcelas de viña vieja, en muchos casos, fuente esencial de material genético histórico, sino también por la rehabilitación del paisaje del entorno. Para ello se realizan estudios de los hábitats, flora y fauna que rodean nuestros viñedos. Solo conociendo estas variantes podemos fomentar acciones que mejoren el ecosistema como, por ejemplo, la recuperación de espacios verdes con la plantación de árboles, matorrales basófilos y otros arbustos.
Asimismo, con la rehabilitación de los muretes y colocación de piedras en las parcelas conseguimos convertir estos espacios en el hogar y refugio de pequeños mamíferos y reptiles, mejorando el ecosistema donde se asientas los viñedos.
Recuperación de edificios
Dentro de la apuesta de recuperación del entorno, Alma mantiene un compromiso con la recuperación patrimonial de los diferentes proyectos con la rehabilitación de edificios históricos. Un proyecto que ha comenzado con la recuperación arquitectónica del edifico que alberga la casa y la bodega Meín. Una intervención discreta pero donde se han realzado los valores encontrados en el edificio original.
Asimismo, a futuro, se estudia recuperar las ruinas de la histórica parroquia de Meín y de la de Ibedo, el pueblo de Emilio Rojo; un palacete del siglo XVI en Leza o una antigua casona del siglo XVIII en Peñafiel.