El control de calidad en corchos en Alma Carraovejas: garantía de excelencia
En Alma Carraovejas sabemos que la calidad de un vino no solo depende de su elaboración, sino también de todos los materiales que entran en contacto con él. Desde el viñedo hasta el servicio en el restaurante o el descorche en casa, cada detalle importa. Uno de los elementos más determinantes, aunque a veces olvidado, es el corcho.
La importancia del corcho
El corcho no es solo un tapón para el vino. Gracias a su capacidad de microxigenación, permite una crianza que ayuda a que el vino desarrolle todo su potencial con el paso del tiempo. Pero para que este proceso sea perfecto, el corcho debe ser de la máxima calidad.
La calidad del corcho empieza en su origen: el alcornoque. Factores como el clima y el lugar de procedencia de estos árboles determinan la porosidad del corcho, una característica fundamental para su comportamiento junto al vino en botella.
Selección de corchos
En Alma Carraovejas realizamos un exhaustivo control de calidad en corchos. Cada pedido no supera los 15.000 corchos, lo que nos permite trabajar con lotes manejables y asegurar un control más preciso que realizamos históricamente en el laboratorio de Pago de Carraovejas aunque ya cada proyecto analiza sus propios lotes.
Cuando un nuevo lote de corchos llega a nuestras instalaciones, extraemos una muestra de 125 unidades. El proceso de análisis se divide en dos fases:
- Control externo: Enviamos 50 corchos a un laboratorio independiente, donde se realizan pruebas físicas (densidad, porosidad, tamaño, diámetro, etc.) y se analiza el contenido de tricloroanisol (TCA), el compuesto principal causante del denominado “olor a corcho”. Si el nivel de TCA supera el umbral que hemos pactado contractualmente, el lote completo es rechazado.
- Control interno: De los 75 corchos restantes, utilizamos 25 para un análisis físico en nuestros propios laboratorios, evaluando parámetros como el peso, el tamaño, la densidad y la fuerza de extracción. Los otros 50 corchos se someten a un análisis sensorial: los colocamos en tarros de cristal con agua no clorada durante 24 horas. Luego, distintos miembros de los equipos de laboratorio, viticultura, elaboración y sostenibilidad huelen el contenido. Si dos personas perciben una desviación en el aroma de un mismo tarro, se analiza el corcho correspondiente para determinar su nivel de TCA. En caso de superar los límites establecidos, se rechaza todo el lote.
Garantía de calidad en corchos
Aunque los controles por muestreo nunca pueden garantizar una fiabilidad absoluta, reducen enormemente el riesgo de que una botella llegue al consumidor con defectos relacionados con el corcho.
En Alma Carraovejas, nuestro compromiso es ofrecer vinos que sean siempre un valor seguro en la carta de un restaurante o en una comida o cena en casa. Cada momento que vivimos es importante. Nuestros estrictos protocolos de calidad, aplicados desde el viñedo hasta el corcho, son la base de esta garantía.