Alma celebra San Isidro 2023

Ayer aprovechamos la festividad de San Isidro para juntarnos toda la familia Alma. Una fecha que para nosotros siempre ha tenido un sentido especial, no únicamente por el carácter simbólico sino porque es una ocasión en la que podemos juntarnos todos .

El día comenzaba temprano y nos desplazábamos desde los distintos proyectos que conforman Alma, el objetivo sin lugar a dudas merecía la pena.

 

Tuvimos la suerte de poder disfrutar como punto de encuentro del Castillo de la Coracera, una fortaleza construida en 1434 por D. Álvaro de Luna una vez había comprado el pueblo y señorío de San Martín de Valdeiglesias por 30,000 maravedíes, nombre de uno de nuestros vinos de Bodega Marañones.

 

 

 

Una vez reunidos, nos desplazamos hasta el lugar escogido en esta ocasión, nuestra finca Marañones.Un paraje espectacular en la Sierra de Gredos de una belleza única, un mosaico de viñedos de excepcional valor paisajístico y enológico dentro de la D.O. Vinos de Madrid.

El perfil de las montañas, está presente siempre y deja paso  a nuestra viña vieja de variedades como la garnacha y la albillo real con las que elaboramos nuestros vinos. Parcelas que a su vez están rodeadas de monte bajo, plantas aromáticas y una rica variedad de distintas especies de árboles.

Una vez en la finca, nos distribuimos por grupos para conocer sus rincones y singularidades de la mano de nuestros compañeros de Marañones. Equipados con mapas que muestran la ubicación de las parcelas y la riqueza y biodiversidad de la finca fuimos desplazándonos por la misma.

Un fantástico paseo que nos permitió entre otras cosas conocer a Sofi, la mula con la que laboramos nuestras parcelas, debido a su particular composición y orografía.

La finca posee enormes piedras graníticas, una de ellas conocida como Peña Caballera, nombre del más singular de nuestros vinos tintos de este proyecto. Pudimos recorrer su enorme contorno y hacer alguna foto de grupo.

 

Tras conocer otro más de los muchos elementos  de Marañones, continuamos nuestro paseo hacia otro de los miradores que decoran nuestra finca, el cubo de las estrellas. Esta fantástica escultura encuadra el cielo en las noches especialmente estrelladas pudiendo disfrutar de una manera única del momento.

En uno de los muchos bosques con los que cuenta la finca, en este caso, de encinas, saboreamos la cocina realizada al momento. Tiempo para recargar fuerzas mientras aprovechábamos para hablar, reír y brindar por el día que estábamos viviendo.

Finalmente y como broche de la jornada contamos con la participación de la «Charanga La Complutense» que puso música a una celebración que cumplió su objetivo inicial:  aprender, conocer más a fondo uno de nuestros proyectos y multiplicar las conexiones entre nosotros.