La influencia de la Sierra de Toloño en el viñedo
La influencia de la montaña determina el aspecto del paisaje y el clima de una región. En Leza, al abrigo de la Sierra de Toloño, crece el viñedo viejo de Aiurri, nuestro proyecto vitícola en Rioja Alavesa.
A lo largo de la historia esta serranía ha sido testigo del entorno único que se ha forjado bajo su influjo. Pequeñas parcelas de viñedo con diferentes orientaciones, altitudes y estructura de suelos que conforman una de las zonas vitivinícolas de referencia en nuestro país.
La orografía montañosa del entorno ha generado, con el paso del tiempo, un impacto en la orientación y posición de los terrenos para el cultivo. De esta manera las laderas que se han formado para las labores vitícolas ofrecen diferentes grados de exposición de los rayos y la luz solar lo que favorece una maduración gradual de las uvas y una óptima fotosíntesis.
La disposición de los viñedos en terrazas y pendientes pronunciadas permite un drenaje natural y un mayor contacto con el flujo del viento, reduciendo el riesgo de enfermedades de la vid y beneficiando la calidad de la cosecha.
La Sierra de Toloño como barrera
Al mismo tiempo, la Sierra de Toloño actúa como barrera natural para proteger la zona vitícola de las condiciones climáticas adversas. Esta sierra contribuye a crear un microclima único en el que se combinan las influencias atlánticas y mediterráneas. Las montañas bloquean los vientos fríos y húmedos del norte, creando un ambiente más cálido y seco, ideal para el cultivo de la vid.
Asimismo, su altitud favorece la existencia de amplitudes térmicas significativas entre el día y la noche, lo que es beneficioso para el desarrollo de los aromas y sabores de las uvas.
El peso de la Sierra de Toloño en el viñedo de Leza es esencial. Este sistema montañoso, proporciona un microclima favorable, una diversidad de suelos y un relieve único, factores que contribuyen a la calidad y singularidad de los vinos que producimos en una región vitivinícola de reconocida en nuestro país.